A lo largo de mi carrera, he desempeñado múltiples funciones, desde dirigir equipos de marketing y ventas hasta criar a mis hijos, y hay algo que tengo cada vez más claro: no se puede separar la salud personal del rendimiento profesional. De hecho, como líder, he aprendido que el bienestar físico y emocional son fundamentales para el éxito de un equipo. Sin embargo, la cultura corporativa aún no lo comprende.
Una cultura corporativa estancada en soluciones rápidas
Hablemos de la realidad del bienestar corporativo. En muchas de las empresas con las que he trabajado, se tiende a pensar que levantar la moral es tan sencillo como llevar una caja de donas a la reunión matutina. Lo entiendo; se siente bien y a la gente le encanta, durante unos 20 minutos. Sientes esa descarga de dopamina, todos sonríen y sientes que has "alegrado el día". Pero ¿qué pasa cuando el subidón de azúcar se desploma? Es entonces cuando la productividad baja, la atención flaquea y la energía simplemente se evapora. Es una solución provisional para algo mucho más profundo: el verdadero bienestar no se encuentra en calorías vacías ni en un subidón de azúcar momentáneo. Es un cambio de cultura que prioriza el bienestar integral de los empleados, no solo su capacidad para rendir al máximo.
Profundizando: Entendiendo la raíz del bajo rendimiento
Como director de marketing y ventas, siempre me he centrado en mejorar el rendimiento identificando los puntos débiles y ofreciendo soluciones. Desde el principio, me di cuenta de que la solución suele ir más allá de los objetivos, las cifras o incluso las habilidades. Se trata de las personas; se trata de lo que les sucede emocional, mental y físicamente.
¿Por qué algunos miembros del equipo superan a otros? ¿Por qué un grupo se queda atrás mientras otro destaca en las mismas condiciones? A menudo, se trata de su salud, tanto física como mental. Los miembros del equipo que hacen ejercicio, se alimentan bien, se toman el tiempo para leer y desarrollarse, rinden mejor, colaboran mejor y son más innovadores. Es una verdad simple, pero, por alguna razón, no se suele hablar de ella en las juntas directivas.
Cambiando la mentalidad del liderazgo: la salud no es una cuestión de último momento
Me he dado cuenta de que un verdadero líder debe ir más allá de simplemente gestionar tareas y alcanzar KPIs; el liderazgo transformacional implica involucrarse profundamente en comprender a los miembros de su equipo como seres humanos integrales. Se trata de preguntar: "¿Por qué estás cansado?", y no solo: "¿Por qué no alcanzaste el objetivo?". Quizás sea porque no duermen bien, o porque comen comida chatarra y se sienten lentos.
La verdad es que, si usted dirige un equipo de ventas, un grupo de marketing o cualquier departamento y no fomenta activamente la salud física como parte de su estrategia de liderazgo, entonces se está perdiendo el punto: la productividad, la creatividad, la resiliencia, todas esas cosas son productos de un cuerpo y una mente saludables.
No se trata de convertirse en un coach de bienestar, sino de dar ejemplo y crear un entorno que fomente los buenos hábitos. Fomentar las caminatas matutinas, ofrecer opciones de refrigerios saludables, respetar el tiempo personal, apoyar los días de salud mental y, sí, quizás incluso subvencionar membresías de gimnasios o clases de fitness: todo esto es una inversión en un equipo de alto rendimiento.
El lado personal: criar hijos y formar futuros líderes
Y como madre, he descubierto que los mismos principios se aplican en casa; mi hija adolescente llega a casa hablando de problemas de imagen corporal y de lo que dicen sus compañeros sobre quién se ve bien y quién no. Me rompe el corazón, pero también me recuerda que nuestro camino hacia la salud no empieza cuando conseguimos un trabajo; empieza mucho antes, d